martes, noviembre 13, 2007

Tamayo Reinterpretado
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Nacido en Oaxaca en el año de 1899, Rufino Tamayo, simboliza uno de los más grandes pintores en la historia de México. Su propuesta artística, que encuentra sus primeras exhibiciones en 1928, se nutre de distintas corrientes que a lo largo de su producción deambulan hacia tópicos heterogéneos, consolidando de este modo una técnica con fuertes cimientos de la escuela cubista.

Con respecto a su temática, la obra de Tamayo captura por tiempos las distintas posiciones e inquietudes que fluyeron en el pintor durante su vida. Con imágenes en exceso emocionales, el oaxaqueño grita los padecimientos más temibles de la condición humana: odio, rencor y violencia; en las cuales apuesta hacia tonalidades hoscas que aterran con la misma magnitud que son capaces de cautivar a quien las mira.

Por otra parte, existen trabajos que lo encaminan más hacia el retrato de la sociedad mexicana bajo una percepción que difiere a la de otros pintores nacionales de su generación. En este sentido, la imagen que hace Tamayo de México y su pueblo no únicamente constituye un pretexto político, su visión resulta estremecedora por la interpretación de identidad aguerrida, tenaz que hace de la sociedad nacional, estructurando de este modo, un reconocimiento en donde conviven lo espiritual y lo humano.

Tras una vasta producción aunado al reconocimiento internacional que Tamayo y su presencia pictórica han acumulado a lo largo del tiempo, a 15 años de su deceso, el museo que lleva su nombre (cuya gestión compone una de las más grandes obras realizadas en vida por el artista), presenta una retrospectiva bajo el título de Tamayo Reinterpretado, conformada por 90 piezas provenientes de colecciones particulares y museos internacionales.

Tan ambiciosa exhibición no es menos que la reunión más completa que se haya realizado en torno a las obras del pintor mexicano, mostrando así, un recorrido profundo por los laberintos visuales realizados a los largo de más de 70 años de trabajo artístico llevado a cabo por Tamayo.

La curaduría de Tamayo Reinterpretado corrió a cargo de Diana C. du Pont y Juan Carlos Pereda, que bajo una capacidad sensitiva enorme estructuran el guión perfecto para acceder a la obra del artista.

Es así, que esta confrontación con el arte de Rufino Tamayo, no únicamente abre el camino hacia el goce de lo estético, su invitación excede y nos lleva por túneles visualmente poéticos que nos incitan hacia el encuentro de la identidad.


Por Carlos Alberto Ruiz