Juste Pour Rire, un festival de la diversión.
Las condiciones climáticas de Montreal sin duda han caracterizado de forma muy particular las prácticas de sus habitantes. Una población que anualmente sobrevive a poco más de cinco meses de fríos intensos indudablemente espera el verano con gran avidez, y en este caso, el pueblo de Montreal no únicamente aguarda la presencia del sol para recobrarse de las bajas temperaturas, es éste el pretexto para salir a las calles y celebrar el arribo de la nueva temporada.
Bajo este panorama no es motivo de asombro que esta ciudad ofrezca una de sus conmemoraciones a la risa, rindiéndole a través del Festival juste pour rire (Festival sólo por reír) un homenaje trascendente que reivindica el papel de la risa y la diversión.
Fundado y hasta la fecha producido por Gilber Rozon, uno de los grandes comediantes canadienses, el Festival juste pour rire, engloba una serie de espectáculos que incluyen el trabajo de actores, mimos, ilusionistas, comediantes, músicos y marionetas que en esta ocasión tomaron Montreal del 8 al 29 de julio, cumpliendo no sólo una emisión más de festival sino también festejando su 25 aniversario.
El calendario correspondiente a la vigésimo quinta edición incluyó la presencia de más de 800 artistas provenientes de distintas regiones del mundo, que bajo la premisa de provocar el buen humor, ofrecieron alrededor de 2000 espectáculos, entre ellos obras de teatro, noches de cabaret, conciertos, monólogos, desfiles, proyecciones cinematográficas y televisivas.
La realización de los eventos sucede en teatros, salas y bares, o bien al aire libre a través de los carnavales, representaciones de saltimbanquis, estatuas vivientes y artistas urbanos que durante este ciclo repiten cada noche su andar transformando las calles y avenidas en el corazón del festival, creando una atmósfera de vida y diversión alrededor de la ciudad.
De esta manera, el Juste pour rire, se adopta como una manifestación artística fundamentada en una práctica que tal vez en mucho hemos borrado de nuestra cotidianidad: la risa. Tal vez por ello que anualmente dos millones de asistentes se dan cita en las calles de Montreal para dejarse provocar y ser objetos de los actos espontáneos de payasos, gárgolas, hombres gigantes y trapecistas que alcanzan a un público expectante que acaso los observa para asombrase con sus movimientos o quizás los mira sólo por reír.
Texto e imagen por Carlos Alberto Ruiz