martes, junio 24, 2008

Inconvenientes Técnicos


Desafortunadamente este espacio presenta problemas técnicos que impiden la lectura regular de los textos. Por supuesto, se trata de un asunto que deseo resolver a la mayor brevedad. Por el momento, no me queda más que ofrecer una disculpa por el inconveniente y solicitar toda su paciencia.


Carlos Alberto Ruiz

viernes, junio 06, 2008

El Jardín del Tartamudo
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Del 30 de mayo al 1 de junio, el Teatro de la Danza de la Ciudad de México, hospedó las funciones de estreno de El Jardín del Tartamudo, el más reciente proyecto de La Manga Video y Danza Co., el conjunto artístico dirigido por Gabriela Medina y Mario Villa.

Lo bestial y oscuro, como natural consecuencia de la belleza, es el fundamento discursivo que expone El Jardín del Tartamudo, un trabajo multidisciplinar apuntalado en la dirección coreográfica de Medina y las propuestas visuales de Villa, inspirado en las danzas de cortejo de los flamencos rosados, la percepción pueril de un pequeño y la aproximación literaria al texto de Yukio Mishima, El templo dorado. Este trabajo antecedido por Irritante y El Hershey man, constituye la tercera entrega de una serie de proyectos con los que La manga explora los terrenos de lo bello y violento como fundamentos de la condición humana.

Esta vez, el resultado es un espectáculo que ostenta una intensidad dancísitica sobresaliente, que explota profundamente las capacidades interpretativas de los bailarines en escena: Miguel Mancilla, Marcela Aguilar, Evelia Kochen, Mario Alva, Mariana Granados, Marlú Retana y Esteban Inzúa, quienes más que prometer movimiento, ofrecen un cúmulo de emociones capaces de inclinar persistentemente del terror a la sonrisa el ánimo del público.

La historia que nos cuenta El Jardín del Tartamudo es sencilla, tan espontánea como las sonrisas infantiles, tan súbita como aquellas tribulaciones que arriban sin la menor advertencia. El tartamudo existe, no sólo en la mirada de Gabriela Medina, quien lo instala en un paraíso de flores, con una sobreprotección tal que lo deja a merced de sus ángeles, de sus demonios, de su propia rebeldía en una vulnerabilidad penetrante, donde finalmente el personaje afrontará una reclusión perpetua hermosamente desoladora.

Al tiempo de la ejecución, Mario Villa completa el marco sutilmente con imágenes agudas que de a poco dan tregua a la angustia regalándonos visiones de una franqueza conmovedora, donde flores nuevas brotan en un juego intermitente que se funde en un cuadro musical de Carlo Nicolau.

Si algo deja claro El Jardín del Tartamudo, es que para La Manga Video y Danza Co., la candidez no tiene lugar: su trabajo ostenta un manifiesto de compromiso e inquietud que en mucho se dirige hacia los cuestionamientos de la ética y la moral bajo la perspectiva crítica de un arte que mucho tiene por sugerir.

Por Carlos Alberto Ruiz