miércoles, agosto 01, 2007

L'international Des Feux Loto-Quèbec
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Anteriormente ya hablé de la île Sainte-Hélène y de su papel relevante como atractivo turístico de Montreal, del mismo modo comenté que en ella existe el parque de diversiones más importante de la ciudad, mismo que bajo el nombre de La Ronde ofrece a sus visitantes la adrenalina que únicamente pueden otorgar los ya clásicos juegos mecánicos.

La Ronde, que este año celebra su 40 aniversario, presenta dentro de sus atracciones L’international Des Feux Loto-Quèbec, un espectáculo conformado a partir de una competencia internacional de fuegos pirotécnicos, que desde 1985 tiene lugar en el ya citado centro de entretenimiento, y en la que en este año participaron Canadá, España, Inglaterra, Estados Unidos, Francia, Alemania, China y México (sí señor).

En esta ocasión las presentaciones tuvieron lugar los sábados y miércoles del 20 de junio al 28 julio, en un total de 9 exposiciones nocturnas en las que cada uno de los participantes hizo gala de grandes espectáculos pirotécnicos denominados pyromusical displays, es decir, la conjunción de los fuegos artificiales sincronizados con una secuencia musical, lo cual da como resultado una mágica proyección sonora capaz de asombrar a los más escépticos.

Como ya mencioné, los fuegos son lanzados desde el parque de diversiones, sin embargo, sabemos que para disfrutar un espectáculo de pirotécnica no es necesario encontrase en el lugar donde los fuegos son despedidos, la luminosidad, el tamaño de los globos y chispas que forman pueden ser apreciados a distancia, y es ésta la condición que engrandece a la L’international Des Feux Loto-Quèbec, ya que su presencia envuelve el cielo de Montreal deleitando a un público numeroso, que quizás disfruta más que aquel grupo reducido que adquiere sus boletos para la presentación.

La competencia pirotécnica es capaz de atrapar la atención de ciudadanos y visitantes de Montreal creando tal expectativa que paraliza la ciudad por el lapso de los 30 minutos que abarca cada presentación.

Tras el aviso muchas personas buscan un sitio que permita una buena visión de los destellos luminosos. El Estado por su parte hace lo suyo deteniendo la vialidad en el puente Jacques-Cartier, para que por unos instantes se transforme en el recinto que cobije a centenares de espectadores que aguardan con impaciencia los resplandores en el cielo. Algunos para no quedar al margen de la totalidad del espectáculo se ayudan de radios portátiles para sintonizar la estación que gentilmente transmite la música que acompaña en vivo al espectáculo, otros hacen lo mismo desde los estéreos de sus autos que dejan sonar a todo volumen para compartir con los otros la experiencia.

Es increíble mirarnos como espectadores vulnerables a la fascinación de los colores en movimiento, a detonaciones implacables bajo un ritmo que nos azota de la nostalgia a una felicidad casi perpetua, que resiste y no se rompe con los aplausos finales que ofrece un público exacerbado a un grupo de artistas de la luz, que quizás lejos de poder escuchar las palmas eufóricas de la concurrencia, recibe la intensidad y el asombro de cada uno de ellos.


Texto e imagen por Carlos Alberto Ruiz

1 comentario:

Anónimo dijo...

Indudablemente un evento que se agradece al gobierno montrealense y a los participantes por regalarnos tan colorida demostración y si no lo hubiera presenciado te agradecería a tí también por tan buena descripción del evento. Por cierto ganó Inglaterra, yo prefería Canadá,ni modo...