domingo, mayo 03, 2009

Del concepto de libertad
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En el hartazgo del encierro y casi clausura de la ciudad, identifiqué algo revelador para mí, distinguí mi concepto de libertad. Y en él pude encontrar que la libertad la encuentro principalmente al descubrirme transitado por algún sitio.

Ayer, como un relámpago, me llegó un recuerdo en el que aparezco caminando con gran tranquilidad; el sitio y la ciudad es lo de menos, pero en ese vagabundeo solitario reconozco una inmensa sensación de libertad. El clima del momento era muy favorecedor, muy fresco, con el sol dispuesto apara el atardecer; y me miro ahí, andando, con la cabeza en ejercicio de total introspección, con la vista capturando postales de un lugar que desconocía, y a la distancia alcanzo a distinguir aún más la gran libertad que me otorgó ese momento.

Supongo que el enclaustramiento me devolvió esta escena, y al hacerlo, la mente se llena de nostalgia al saberse segura de que tal no fue un invento, al contrario, fue tan real como la vida. A esto, el cuerpo y la conciencia se llenan de desesperación, exigen repetir la experiencia de inmediato, sin embargo, es imposible, las emociones jamás se preparan, su valor está en la espontaneidad, su situación es la sorpresa.

A la par este pensamiento se envuelve con una conversación también del día de ayer, en la que el futuro apareció para retar. Afortunadamente, cuando la complicidad existe el destino regala flexibilidad, e incluso hace creer que cumple caprichos, siempre tras la consideración de que el verdadero y autentico caprichoso es él.

Yo ya quiero ver el futuro y por supuesto quiero más regalos de libertad, quiero llenarme la mente de otros caminos andados, de postales de pasos ensimismados, de charlas solitarias y silencios en compañía. Tengo antojo de calle, y más aún, de libertad.




Texto e imagen por Carlos Alberto Ruiz

3 comentarios:

Dorix dijo...

Yo también tengo ganas de calle.

Anónimo dijo...

La libertad también es miedo. Nuestra vida está tan en nuestras manos que la angustia por el futuro también genera miedo. Quién más que yo soy responsable de mi propio ser; de mi propia realidad. Una desición lo cambia todo. Sin embargo, ¿que sería de la vida sin libertad? ¿Qué seria de nosotros sin poder decidir el destino? Salgamos a la calle, entonces y decidamos que ser queremos ser, en ello radica el encanto de la existencia humana.

Gina

manuel dijo...

Gracias por compartir ideas palabras y decisiones, que son al fin libertad.


Manuel Reyes