jueves, septiembre 03, 2009

Fabrica la Aurora


Una esencia ambiental resuelta a base de apaciguados paisajes, además de un aire multicultural que se hace evidente al transitar sus calles, pueden ser las razones por las que a lo largo de su historia más contemporánea, San Miguel de Allende, se ha convertido en refugio creativo de buen número de artistas plásticos, ubicándolo como uno de los espacios privilegiados para la proliferación de galerías.

De este modo, el paso por las pequeñas calles de San Miguel puede convertirse en un camino de paradas continuas, cuyas pausas van definiéndose por vitrinas atrayentes que invitan al reconocimiento de la obras que son exhibidas. Sin embargo, dentro de esta extensión de propuestas destaca la Fabrica la Aurora Centro de Arte y Diseño, un espacio industrial que data del año 1902 y que hasta 1991 albergó a una de las fabricas textiles más importantes de México, encontrando su nuevo destino en el 2001 al trasformarse en un sitio que alberga galerías, tiendas de mobiliario y objetos decorativos, además de estudios y restaurantes.

De esta manera, la Aurora ofrece un área mágica y cautivadora, que conserva la esencia de su arquitectura original de nave industrial, con decorados en cantera y puertas de hierro forjado que poco han cedido a la instalación de espacios más funcionales para su nueva aplicación de centro de relación y producción artística, tanto de creadores de gran reconocimiento y trayectoria como de noveles.

Así, en ciertos rincones que aún conservan la maquinaria y turbinas, conviven ahora talleres artísticos y sitios perfectos para recibir a un visitante que bien puede encontrar en la Fabrica la Aurora, un paseo de deleite y apreciación, y por qué no, de ambición por hacer propias las obras que se van revelando unas tras otras; y por supuesto en sus cafés tropezará con el lugar oportuno para aterrizar la conversación y debate mientras se disfruta la compañía.

El término de feria de arte permanente es la definición más cercana, aunque no más certera para la Aurora, que sin duda es más allá de eso. Sin embargo, el lanzar la invitación hasta este extraordinario lugar orilla a intentar definir algo que solo en esta fabrica puede ser interpretado y vivido.




Texto e imagen por Carlos Alberto Ruiz

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