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Hace un par de semanas acudí a una de las estaciones del bazar errante Fusión, un espacio para la comercialización, que sin embargo incluye a su oferta las posibilidades de instalación para un foro donde cabe la música y el trabajo de diferentes artistas plásticos en un contexto muy particular, ya que en este sitio el arte nos reúne no solamente con las ideas de los autores, sino también en presencia con un contacto que deja de lado los convencionalismos y acrecienta las posibilidades de interpretación.
Fue así que gratamente descubrí la propuesta pictórica de Rodrigo Ayala. Como un imán cuya atracción literalmente me empujó el sitio donde exhibía su trabajo, las imágenes de Ayala gritaban a la vista, de tal modo que sus tonalidades arenosas despuntaban de forma vertiginosa exigiendo la atención de los espectadores.
De este modo, la obra de Rodrigo Ayala, apuesta hacia una reinterpretación de la geometría, en un ensamblaje de rombos y cubos que desmitifican la forma y revindican la estética. Aquella estética que quizás en ese afán de lo novedoso se ha visto tan vulnerada en recientes exposiciones, Rodrigo la redescubre, la valoriza.
El sentido de espacio en esta propuesta constituye por sí mismo una invitación al movimiento en el que las líneas crean figuras de rotaciones infinitas, donde lo inerte es atrampado por el peso de la inclinación. Siendo así, que el proyecto de Ayala es capaz de alterar la percepción de lo habitual para sembrar en el espectador la posibilidad de la transformación de la percepción.
Justamente, este trabajo proyecta la posibilidad de mirar un conjunto de obras que comparten el rumbo hacia el ocre, el sepia, estableciendo una homogeneidad que impacta en la reunión y las favorece en la individualidad, donde cada obra engancha por sus propias particularidades.
Es claro que tales efectos no podían ser resultado de la improvisación, son secuela de una considerable práctica, de un amplio transito por las principales salas de arte de México y Miami desde 1987.
El camino y madurez de la propuesta de Ayala es notable, también lo es la vanidad de su geometría, se reconoce, pero esta posición de suficiencia en el lienzo el artista la traslada a lo sensorial, a lo físico, donde por cada bocado visual el receptor construye una nueva emoción que lo acompañará de una manera penetrante.
Hace un par de semanas acudí a una de las estaciones del bazar errante Fusión, un espacio para la comercialización, que sin embargo incluye a su oferta las posibilidades de instalación para un foro donde cabe la música y el trabajo de diferentes artistas plásticos en un contexto muy particular, ya que en este sitio el arte nos reúne no solamente con las ideas de los autores, sino también en presencia con un contacto que deja de lado los convencionalismos y acrecienta las posibilidades de interpretación.
Fue así que gratamente descubrí la propuesta pictórica de Rodrigo Ayala. Como un imán cuya atracción literalmente me empujó el sitio donde exhibía su trabajo, las imágenes de Ayala gritaban a la vista, de tal modo que sus tonalidades arenosas despuntaban de forma vertiginosa exigiendo la atención de los espectadores.
De este modo, la obra de Rodrigo Ayala, apuesta hacia una reinterpretación de la geometría, en un ensamblaje de rombos y cubos que desmitifican la forma y revindican la estética. Aquella estética que quizás en ese afán de lo novedoso se ha visto tan vulnerada en recientes exposiciones, Rodrigo la redescubre, la valoriza.
El sentido de espacio en esta propuesta constituye por sí mismo una invitación al movimiento en el que las líneas crean figuras de rotaciones infinitas, donde lo inerte es atrampado por el peso de la inclinación. Siendo así, que el proyecto de Ayala es capaz de alterar la percepción de lo habitual para sembrar en el espectador la posibilidad de la transformación de la percepción.
Justamente, este trabajo proyecta la posibilidad de mirar un conjunto de obras que comparten el rumbo hacia el ocre, el sepia, estableciendo una homogeneidad que impacta en la reunión y las favorece en la individualidad, donde cada obra engancha por sus propias particularidades.
Es claro que tales efectos no podían ser resultado de la improvisación, son secuela de una considerable práctica, de un amplio transito por las principales salas de arte de México y Miami desde 1987.
El camino y madurez de la propuesta de Ayala es notable, también lo es la vanidad de su geometría, se reconoce, pero esta posición de suficiencia en el lienzo el artista la traslada a lo sensorial, a lo físico, donde por cada bocado visual el receptor construye una nueva emoción que lo acompañará de una manera penetrante.
Por Carlos Alberto Ruiz
Imagen: Metamorfosis II (Estudio negro), 2001, Rodrigo Ayala
7 comentarios:
Al ver la imagen me provoca una sensación de profundidad, parece que hay algo más que ver. Es una buena propuesta.
siari
al concepto de tu reportaje es excelente, me imagino que rodrigo es un pintor, porque no lo dices, hablas de como haces una retorica interpretativa de su concepto de arte pero que no va a ser el mismo para todos eso es lo padre de la pintura que cada quien crea su propio concepto, el termino coloquial tiene que ser un poco mas preciso para que pueda entender mejor el concepto ideal de lo que es arte para ti pero desde mi punto de vista excelente reportaje
Desgraciadamente estuve de expositor en el parque México en esa ocasión y no tuve la oportunidad de ver la obra expuesta; en la fotografia que pones de una de las obras puedo observar la cantidad de atmosferas que Rodrigo nos deja a la imaginación de nuestros ojos, las tonalidades de su pintura me llevan a traves del cuadro y me hacen senitr parte del mismo.
Hay algun link donde pueda conocer más acerca del artista?
buen reportaje Carlos.
saludos
CARLOS AUGUSTO
Desgraciadamente estuve de expositor en el parque México en esa ocasión y no tuve la oportunidad de ver la obra expuesta; en la fotografia que pones de una de las obras puedo observar la cantidad de atmosferas que Rodrigo nos deja a la imaginación de nuestros ojos, las tonalidades de su pintura me llevan a traves del cuadro y me hacen senitr parte del mismo.
Hay algun link donde pueda conocer más acerca del artista?
buen reportaje Carlos.
saludos
CARLOS AUGUSTO
Un buen artista plástico desborda las definiciones conceptuales convencionales, asi que no me extraña no hallar la palabra definitoria pero reductora de pintor en tu articulo, pues tu entiendes eso. De la misma forma has conseguido transmitir las emociones que te ocasiono estar inmerso en esa obra y contagias las ganas de enfrentarlo.
Saludos!
Busco necesito tel o mail de Rodrigo Ayala , área de prensa CCSVeracruzano, 56 88 02 80 Benjamin Bernal
Muchas gracias Carlos!
Confieso no haber leído este texto.
Expuse recientemente en el Centro Cultural Veracruzano y claro no había leído el texto de Benjamin.
Así es la vida!
Gracias nuevamente y un fuerte abrazo!
Rodrigo Ayala
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